Mi corazón corre ahí donde
mi razón dice cuidado,
es rebelde
amante de los lugares rocosos,
se extiende
con sus olas esmeralda
y los baña como la playa en verano.
El grito de mi mente
se pierde en el sonido de las olas
que hacen polvo lo imposible,
los miedos se entregan a sus brazos,
a besos se rinde clandestinamente
al paraíso que las rocas resguardaban.
Mar esmeralda
valiente,
sabio,
paciente,
responde hacia ese corazón
sincero que le llama.
Lo recibe en el agua apacible
pasando las rocas,
ahí entre miradas y atardeceres
encuentran su hogar,
entre rocas que quitan sus miedos
y los dejan desnudos a su verdad.
Daniela Flores