Me desperté,
me hice un café,
comencé a escribir.
“Esto es un lujo” pensé
y solo me quedó de nuevo agradecer.
Por siempre agradecer
por todo
lo espiritual,
lo material,
lo intermedio,
lo grandioso,
lo común.
El momento
dónde se manifiesta el cambio,
también aquel dónde
se comenzó a sembrar.
Por todas las puertas
que no se abrieron,
que me llevaron a este día
donde me sentí plena
sólo con la espuma en el café.
Daniela Flores