Respiré profundo, me atreví a verte punzada latente, alojada en la parte superior de mi espalda enterrada en el lado izquierdo entre el hombro y el pecho. No eres nada, cruda y simple ausencia no hay recuerdo, no hay sentimiento, sin casa, sin calor que te alimente. No eres nada, más te clavas en el cuerpo y opacas la voz de mi alma. Entonces te vuelves todo, te haz llevado por minutos la luz de mi mirada. Eres nada, me digo eres nada, me convenzo eres nada, me recuerdo eres nada, al todo regreso.
Daniela Flores