Hoy me llegó esta comprensión:

Cuando mueres toda lo material se queda con el cuerpo, no te llevas nada.

Mientras estás en vida, todo lo material desde tu cuerpo, tus pertenencias, lo que usas son vehículos que están animados por quién los usa. No sólo es la ropa bonita, es más quién la usa, al igual que todo lo demás.

El alma, se lleva las experiencias que todo lo material le permitió experimentar. Desde las sensaciones del cuerpo, las interacciones y las experiencias que todo el uso de lo material le dejó.

Así, que si bien lo material no te lo llevas, si te llevas lo que experimentas al usarlo. La calidad de lo material no tiene importancia, lo importante es tu intención al usarlo, es la esencia de quién lo usa; por que nadie más eres tú.

Esa es tu verdadera huella en el mundo, tu energía detrás de todo lo inanimado a lo que tú le das vida sólo con usarlo, observarlo, tocarlo, pensarlo, imaginarlo.

En lo sutil del día a día, es dónde verdaderamente dejas huella. Porque inconscientemente si captamos las energías de las personas, los pensares, las intenciones.

Quisiera coincidir que las acciones son las importantes, pero en una sociedad tan amaestrada; ya sabemos como actuar para parecer aún cuando la intención no esté alineada.

Imagina que sabes esto, entones cambias tu chip sobre lo material y comprendes que es uno de los  vehículos que tu alma decidió ocupar en esta experiencia humana.

Saberme alma, ser, uno con el universo que experimenta por este momento con este cuerpo me liberó de muchos miedos, de impaciencias y dolores. Cuando regresan, por que regresan de visita sólo, puedo ofrecerles el té de la dimensión del alma que es eterna; entonces la urgencia que los provoca se disipa.

Daniela Flores