Llamando el Poder a Casa

Hace unas semanas, durante este retiro propuesto. Tuve una meditación, veía como parte de mi energía salía de las instituciones y regresaba a mi.

He reflexionado sobre eso, la sensación de regresar a casa es definitiva, entonces me doy cuenta que mucha de mi energía había sido entregada a las instituciones, pasivamente, por el simple hecho de ser parte de una sociedad.

Entonces veo, que tanto de esa energía quiero seguir invirtiendo.

Por ejemplo:

Saqué la religión de mi vida y se quedó la espiritualidad, mi relación con Dios se expandió, se hizo más natural, más grande, más inclusiva, más mía con este universo y con todo lo que lo incluye.

Lo rígido del pero no permite lo incluyente del amor. Como amar con tantas exclusiones, reglas que separan, que en medio de la lealtad nos obligan a segregarnos.

Saqué las medicinas como primer respuesta, comencé a cuidar mi cuerpo y dejé de necesitar pastillas para todas mis -itis y mi tic y ansiedad que querían un lugar fijo en mi vida. Aprendí a incorporar el poder de las plantas, de la consciencia, de la respiración, de conocer mi cuerpo. Igual cuando me corte la punta del dedo, asistí a que me cocieran, a un hospital y me curé con aceites.

Dejé de ver las noticias como pura verdad, sí aportan información más es sólo una parte.

Y aquí descubro el punto, mi nueva palabra favorita Y la que suma, la que expande, la que permite la unidad, la que toma el pedazo de verdad que cada parte aporta.

Retiro mi poder entregado en automático y retomo mi consciencia, a casa, a mi corazón.

Daniela Flores

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