“El amor siempre gana” esa frase tiene una verdad más grande guardada bajo el brazo. Sí, el amor siempre triunfa, pero no por que entre en batalla con el no amor, con la dificultad, con el miedo. No es su enemigo, es sólo que el amor es paciente, perdona, no se eleva sobre lo otro, es sabio, es pacífico, bondadoso, es todo así que nada le puede faltar.

Sólo cuando uno deja de querer doblar el mundo para que se le acomode, cuando aceptas aún cuando no estés de acuerdo, cuando sientes aún cuando es incómodo. Cuando te permites escuchar el viento, no sólo los deberías que te quitan los posibles a todo momento.

Es en ese estado de entrega total, es ahí que lo encuentras, con una hamaca y una bebida refrescante lista para ti. No va a ir por ti en medio de tu lucha, no te va a modificar el mundo, no hará nada de eso por ti y aún así toma tu mano, te seca las lágrimas, te pone una mano en el hombro.

Si decides dejar de ser necio y te haces a un lado, te dará lo que mejor sabe hacer, una sombra sobre la que puedas descansar, crear, ver, perdonar … te aligerará.

Tal vez, los enemigos existen más dentro de nuestra necesidad de defender el debería con el que nos comprometemos, sin siquiera ver las letras chiquitas del contrato que estamos firmando.

El amor, es la llave para una vida dichosa. Ojo, no he dicho perfecta, sólo dichosa pero en cuanto a mi eso me sabe mejor que perfección.

Daniela Flores