Estoy en medio de un paraíso,
donde casi puedo tocar
las estrellas
con solo levantar los brazos.
El sabor del jugo de piña
aún recorre mis labios,
los refresca
como hacen las olas
cuando tocan la arena.
La arena blanca me sostiene,
juguetea entre mis dedos,
el sol me hace un manto,
los árboles me ofrecen
una sombra fresca,
como mayordomos
esperando a sus invitados.
El relato sobre
elcaracol que anunciaba
la llegada de los barcos,
me lleva a un viaje siglos atrás,
donde dos amantes
se sentaron en esa misma banca donde hoy estoy,
haciendo planes
que no sabían si podrían cumplir,
dependería de los dioses,
de las mismas estrellas,
que hoy casi toco sólo con levantar los brazos.
Quisiera moverlas,
acomodarlas para ellos
y que así pudieran tener
más de esos días de banca,
haciendo planes sin parar
de sonrisas sin motivo,
de silencios largos,
y miradas cargadas de complicidad.
Daniela Flores