Un pie en un la arena y el resto en el mar.

Cuando decides hacerte consciente de algo y cambiar. ¡Hay, mamá! Prepárate por que vas a transformar quien actualmente crees que eres.

Debo recordarte que tu no eres ese aspecto, sólo haz permitido que viva en ti, que se exprese a través de ti y en algún momento pensaste que eras tu, tanto que sentiste morir o atacado cada que quisiste deshacerte de él.

Esto es lo que yo he observado en mi, ya que decido hacer un cambio vienen los peros, no son los terribles “no puedo”, “que difícil”, bueno no sólo esos, también vienen los de ¿esto es realmente bueno para ti? ¿Y si no es? ¿Y si hay algo mejor? ¿Y si no me sale?, también viene la vida es para disfrutarla, “lo material no importa” (físico, dinero, relaciones, etc. Como podrás ver hay resistencia, directa y agresiva, catastrófica, espiritual, la que te preocupas por todos los demás.

La verdad es que es sólo resistencia, lo que viene no lo conoces, no lo haz vivido y es por eso que tu mente recurre a lo aprendido, me refiero a películas, programas de TV, lo que ves en las noticias, lo que haz vivido, lo que le paso a algún familiar o alguien que conocías. Más respuestas más allá de eso no vas a encontrar, a menos que alimentes las posibilidades.

Como facilitarnos el cambio

Ama donde estás, sí párate y que por un momento éste bien donde estés. Aprecia el hoy. Yo sé, que es incoherente para tu mente, como voy a decir que está bien donde estoy, por que entonces para que necesitaría cambiar. ¿Verdad?. Bueno te invito a que veas el patrón de tu vida, seguramente haz sentido esto antes, lo haz sentido tanto que crees que tu eres esto. Esto fue por que no haz parado a verlo, a perdonarte y amar tu actuar.

Entonces empacaste éste aspecto del que tanto huiste, lo metiste en tu maleta y lo llevaste a tu “nueva vida”, ya sea trabajo, relación, casa, dieta, cuerpo, etc. Luego vas a decir: “por que si soy tan buena persona, me tocan personas así, por que me siguen pasando esto”. Tu lo invitaste, por que no haz tenido el valor de verlo.

Después de amar donde estamos, en mi caso “Adicción al drama”. Mi elección de películas, libros, canciones, programas de tv, etc. Todos me generaban una montaña rusa de emociones. Me generaba drama hasta para comer algo, y mi toma de decisiones estaba llena de variantes que hoy veo no tenían razón de estar, imagínate que “los niños con hambre” me acompañaban en todo momento, como un paquete, como un fantasma como una pegatina que me causaba culpa y mantenía la margen, así de fuerte. Bueno darme cuenta de esto fue difícil, ¿en que momento?. Mi vida familiar, como todas tenía sus complicaciones pero nada traumático, sólo la vida diaria. Tuve un día que parar y darme cuenta que yo era la que cargaba el drama en mi vida, me rodeaba de personas que lo vivían para que yo pudiera darme cuenta de lo que estaba activado en mi. Al final, sólo quería sentir.

Otro ejemplo claro, la otra vez estábamos arreglándonos en el gym éramos 3 mujeres en hilera, una de ellas me platicaba que sentía muy feo cuando eran groseras con ella y la otra mujer contestó que ella también sentía muy feo cuando la hacían sentir mensa. Esas fueron sus afirmaciones. Pasaron unos días, y volví a toparme con la segunda se estaba vistiendo y en un momento se dijo en voz alta: “¡hay, mensa!”.

Entonces un momento de iluminación llego a mi. Eso que nos molesta afuera es algo que nos hacemos a nosotros mismos, (pero si esto es un meme, ¿dónde está la iluminación?). Nos duele tanto del externo para que dejemos de hacérnoslo o de identificarnos con eso en lo interno. Analizándolo, es un mecanismo perfecto, algo que observo en el exterior me duele, entonces tendría que dejar de administrármelo por decisión propia, ¿verdad?, es como el 101 del amor propio.

¿Por qué no lo hacemos? Como escribí en otra entrada “Cuando el lodo se cae”, estamos sobre identificados con estos aspectos. Están tan cerca, que no somos capaces de distanciarnos un poco y darnos cuenta que no somos eso, pero sobre todo nos causa mucha vergüenza y un ataque a nuestro orgullo reconocernos igual a la persona que nos mostró eso. Entonces callamos a nuestra consciencia y le decimos, yo no soy así porque significaría ser eso que me lastimó o peor aceptar al mundo que tengo fallas tan graves como la de esa persona “tan mala” o que esa persona que he juzgado tiene cosas que en realidad admiro.

Cuando logras amar donde estás, la llamada resignación o abandono, entonces dejas de pelear, tus niveles de estrés bajan y puedes ver claramente que aún cuando ese aspecto que se molesta se hace presente en varias parte de tu vida puedes dejar de alimentarlo. Se ve claro, toma cierta distancia y tu perspectiva cambia, puedes ver por que lo usas, puedes perdonar su uso, es más puedes comprender el sentir de las personas que te lo han mostrado en tu vida.

Simplemente el telón se cae. Haz quitado la capa de imposibilidad, los niveles de estrés bajan y entonces sí el cambio se da, por que te das cuenta que era tu mente la que te tenía atrapado ahí, pero que tu espíritu algo más grande te tiene preparado un camino lo único que te pide a cambio es tu plena confianza en actuar diferente a como lo haz hecho hasta ahora.

Te pide que saques los pies de la arena y te unas al mar con el resto de lo que ya eres y que siempre haz sido.

Entonces tu vida a cambiado, pues te haz dado cuenta que tienes más poder de lo que creías y ya sabes como hacerlo, ya encontraste tu propia fórmula, ahora tienes toda una vida para mejorarla o puedes quedarte en la arena otro poco. Se que sin duda, la vida te lleva a tocar el mar, pues a eso venimos a vivirla.

¡Bendiciones!

Deja un comentario

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s