Hace unos días ví en una meditación un grupo de personas que corrían a través de mi, una parte mía tenía unas ganas grandes de seguir corriendo con ellos. Podía sentir el miedo de parar, las ganas de llegar primero, el cansancio, el querer parar pero si parabas te perdías de a donde iban a llegar. Se sentía como una corriente hecha por personas, su energía era de ansiedad, anhelo, competición, de no saber a donde iban más si se separaban de la ola se sentirían aún más perdidos, así por lo menos llegarían al mismo lugar.
La pude observar claramente, pude ver como esa energía que antes era mía se unió al grupo y se separó completamente de mi.
Cuando haces contacto con energías o creencias que te dominaron por mucho tiempo en lo ciego, en la sombra es cuando te das cuenta que tan verdaderas eran para ti, es incómodo. Esto fue incómodo sí y a la vez liberador. Al estar frente a la incomodidad, da un poco de temor, algo que te hace pertenecer y que te ha definido toda la vida, ya no puede seguir existiendo en ti.
Ésta energía, era vibrante, como una fiesta continua de 24 horas, como si tomaras café todo el día estas al top todo el tiempo. Pude ver como no había tiempo de sentir, ni de pensar, era correr, llegar, seguir, no había un líder era más bien mantenerse en movimiento en es estado de euforia, de movimiento, de hacer, hacer, hacer.
También vi que muchos quieren parar, pero temen perderse. Yo sé, da miedo hemos sido corredores, algunos hemos corrido por inercia, otros por convicción, otros por miedo, algunos con el anhelo de hacerlo a tu propio estilo y ritmo. Algunos han tenido el valor de parar y se han dado cuenta que nada les ha pasado, para los corredores son unos tontos para ellos los corredores han dejado de existir.
¿Para qué corremos?
Mi teoría es que lo hacemos para sentirnos energetizados, hay mucho poder en la adrenalina, sin embargo es sólo para el corto plazo. Corremos por que es lo que todos hacen y por que no sabemos como parar. Literal, nuestro cerebro no sabe como vivir en tranquilidad, es por eso que considero mi “trabajo” tan importante, se que mi aporte está sembrando nuevos caminos para mi y futuras generaciones.
¿Y cuando paras?
Es nuevo, un poco atemorizante y muy incómodo, tu cuerpo se resiste, tu mente también, entonces justo cuando quieres ponerte los tenis y salir corriendo de nuevo. Te das cuenta del susurro, ese que sólo nace del silencio. Sabes que para escucharlo debes conectarte con tu corazón, con el ritmo de la vida. Así que te quedas ahí otra vez, te quitas los tenis y algo pasa, algo que puedes palpar físicamente que te confirma sí aquí es donde quiero y necesito estar.
Así la voz, toma confianza y se vuelve una plática que puedes escuchar más fácilmente con el paso de los días, se alimenta completamente de tu confianza, paciencia, de que digas “sí, quiero esta conexión”.
Esta es mi experiencia, así es como yo lo he vivido. Lo que mas me ha hecho difícil este cambio ha sido mi duda, he puesto en duda mi conexión con el todo. La duda te hace cerrar los canales de manifestación física, sí. Al final somos seres que vivimos en una realidad física, con necesidades y deseos físicos, en mi caso querer controlar los canales, como se solucionan las cosas y demás, ha hecho más rocoso mi proceso. Sin embargo, es por que yo tenía muy vacío mi tanque de confianza o más bien estaba secuestrado por mi control.
Espero que esta información te sirva, edítala, toma lo que te sirve y lo que no déjalo de lado.
Nota:
Lo que ví no se refería a personas que se ejercitan, que son activas, atletas o que son corredores profesionales.
¡Bendiciones!