La bendita comparación

La bendita comparación, te invito a que te regales ser completamente sincero contigo mismo y te hagas consciente de las veces al día que te comparas. Es una herramienta tan intrínseca en nosotros, nos han educado desde ahí. Simplemente observa nuestros sistema escolar, tiene un sistema de medición que podría ser bueno si nos ayudara a fortalecer nuestro crecimiento y desarrollo personal. La mayoría de las veces es usado como un método de comparación.

La comparación tiene como resultado la competencia, la desvalorización, envidia, soberbia, separación y alimenta la falta de valor propio.

Yo no sabía que me comparaba tantas veces al día; cuando un aprendizaje es tan parte de tu vida, cuando es una estructura, es muy complicado cuestionarlo. Estamos demasiado cerca para poder verlo con claridad. Bueno yo me di cuenta, que la forma más fácil de desconectarme de mi misma es compararme. Y claro, en un mundo donde la base del “éxito” es ser más que el otro, es ganar, superar. La comparación, se vuelve tan necesaria y la tenemos muy bien aprendida.

Por lo menos en mí, era parte de mi vida. Hoy estoy aprendiendo a vivir desde un enfoque más enriquecedor; uno que me permita celebrar mi parte única y por lo tanto la del otro. Se que suena a tarjeta de felicitación, más es cierto. Sólo aquello que permitimos crecer en nosotros, reconoceremos en el de enfrente. La regla básica de las relaciones y por lo tanto de la vida.

La comparación es parte de la creencia colectiva, muchos hemos dicho sí a usarla como un sistema para reconocer lo bueno, lo valioso. Olvidando así nuestra conexión con el todo y el universo. La puedes identificar por que constantemente te drena, te sientes sin energía, hace que desvalorices tus esfuerzos o en caso que resultes -el vencedor-, te deja sobre un pedestal. El pedestal puede sonar delicioso, más no lo es. También requiere mucha energía. Hay que estar siempre cuidando que nadie te pase, se usan demasiados mecanismos para mantenerse ahí y después de un tiempo duele bajarse de ahí. Primer paso para todo, es darnos cuenta, es decir: “veo esto que no me gusta y ¿que es lo que sí quiero?, ¿que opciones hay para hacerlo diferente?.

Está resultando mucho más enriquecedor la apreciación, la admiración, ser estudiante, ser maestra, aceptar que tengo miedo, que me equivoco y abrazar el margen de oportunidad de hacerlo mejor en la siguiente vuelta. Es tan rico y liberador, poder sentir admiración, sin sentir que soy menos. Es admirar de igual a igual, es aprender de igual a igual.

Nos comparamos en secreto, para saber que tan bien vamos. Por que esa voz interna te dice, como crees que te puedes salir del sistema, voltea a ver al otro y ve qué tal vas; no seas ensimismado como vas a definir tu sólo que estás bien, eso es arrogante. Te estás engañando .

Tal vez podrías cuestionar y decir: bueno entonces no estás tan en plenitud con tu vida, por que necesitas compararte. Difiero de esto, es una condición aprendida, la aprendimos desde chiquitos y la aceptamos como un sistema de vida. Es por eso que lo hacemos en automático, es hasta que ponemos atención en esto que podemos darnos cuenta de lo que nos estamos haciendo, muchas de las veces en automático.

Empieza por construir desde ti, entre más anclado estés en ti más difícil será moverte por la comparación. Ojo, seguirás viviéndola, más no se derrumbará toda tu estructura.

  • Construye desde dentro ¿que es lo que tú quieres? ¡Conócete!
  • Pasa tiempo en ti.
  • Apruébate, ¡sí tienes derecho!
  • Haz consciente las ideas que ya no te sirven.
  • Se paciente y amoroso en el proceso
  • Para con las pruebas, deja de arrojarte lodo para ver si lo puedes soportar.
  • Para con el juicio, con la culpa
  • De que otra forma puedes darte crecimiento sin lastimarte.
  • Para con la comparación, aprecia tu camino y por lo tanto apreciaras el del otro.
  • Se vale no ser perfecto.
  • No tienes que ser diferente, sólo dejar ir lo que ya no te sirve y deja que suba a la superficie lo que sí.

No estoy proponiendo que nos volvamos ermitaños, simplemente es un cambio de comparación a algo más amoroso que es la apreciación, el agradecimiento, el aprender del otro, el recibir, dar, perdonar.

El verdadero éxito, es una definición propia, que a mi experiencia hay que ir actualizando, dependiendo que etapa de tu vida estés y sobre todo que retos estés viviendo. Para eso necesitamos conocer bien nuestros dones, aptitudes, cualidades y también invertir en el desarrollo de nuevos conocimientos, aptitudes y logros.

Usemos la comparación para los objetos, para encontrar mejores lugares, precios, para crecimiento propio no como como otra arma para atacarnos y separarnos del otro.

¡Bendiciones!

Daniela Flores

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