Cuando veía películas de los campos de concentración, de guerras, de secuestros trataba de ponerme en los zapatos de los “malos”. Sospechaba que no eran malos de nacimiento, estaban interpretando un papel y algo nos estaban mostrando. Generalmente son bebes que nacieron “buenos”, en algún momento algo pasó y simplemente su corazón se lleno de dolor, de venganza y buscaron en que o quién desahogar su coraje, ese que nació del miedo.
Hoy viviendo una situación parecida en el mundo actual, comprendo aún más el dolor tan grande que se generó pero también puedo percibir el miedo detrás de todo esto. Sí, el miedo que lleva a alguien a actuar con violencia, a defenderse e inclusive atacar.
Si bien en la historia hay un culpable, en verdad lo somos todos al permitirlo. No sólo lo permitimos aceptando esos gobiernos, las leyes o beneficiándonos directamente o indirectamente. También lo hacemos al perder nuestra fe en el amor, al odiar al “malo” de la historia. Sin comprender que el miedo (el mal) se alimenta de lo mismo.
Sí, se alimenta de la envidia (pequeña o grande), se alimenta del resentimiento, se alimenta del sufrimiento, de la crítica y no nos damos cuenta. Estamos tan acostumbrados a ser controlados por el miedo, que respondemos a él como los perros del experimento de Pablov.
Y es que el miedo, es el aprendizaje número uno que tenemos en nuestra vida, sobre todo para pertenecer al sistema llamado sociedad. Dejar de pertenecer o ser rechazado es nuestro primer aprendizaje de lo que debes evitar a toda costa, inclusive de ti mismo. Es tan horrible sentirlo, lo alimentamos a diario y no tenemos el valor de voltearlo a ver. Así que crece sin atención, sin límites, con mil creencias y sobre todo con un poder que nos sobre pasa. Imagina como un hongo que crece, en un cajón que nunca abres ¿sabes a lo que va a oler cuando lo abras?.
Ahora entiendo a las personas de los campos de concentración, entiendo por que lo permitieron. Su miedo era más fuerte. ¿Pensarás miedo a que, si ellos sostienen el arma? A saber que sin ella, no podrían voltearse a ver al espejo. Esa arma hoy en día son las leyes, es un salario para llevar comida a tu familia, es este bendito sistema de vida que hemos aceptado, alimentado y creado todos. Imagino el dolor que cargan esas almas, sobre todo si no tiene la oportunidad de parar y elegir el amor. Es un dolor aún más grande que el de las víctimas. Pues estas almas están eligiendo ir en contra de su esencia, sobre todo si son conscientes de que lo están haciendo.
Da impotencia, da dolor y coraje, ¡sí mucho! Siéntelo, no le tengas miedo. Esos sentimientos nos guiarán a encontrar una solución, deja que fluyan que salgan, si son lágrimas, gritos, si necesitas escribirlo hazlo. Deja que fluya, pues atrás está un pedazo de la solución. No dejes que el miedo te atrape en sus redes. El miedo requiere de tu violencia para poder seguir vivo, requiere que te mantengas lejos de la paz, pues sabe que ahí esta la respuesta, el aprendizaje y su propia muerte.
El miedo es el arma más económica, todos sabemos como reaccionar a esto, es parte del sistema, es como una intravenosa y todos la traemos inyectada. Sólo se necesita de una guerra, una película con un nuevo final catastrófico, una nueva enfermedad, un desastre natural llevado al extremo, una nueva noticia. La sientes correr en tu cuerpo, te bloqueas y nace nuestra respuesta violenta, perdemos el piso, dejamos de creer y usamos toda nuestra energía en la reacción. Es aún más violenta, cuando usan el dolor ajeno.
“Es un hábito irónico de los humanos, correr más rápido cuando han perdido el camino.” – Rollo May
Quisiera tener una respuesta de como desactivar esta red de miedo, esta intravenosa. Aún no tengo la respuesta completa, el paso a paso. Esto es lo que si sé, por que se me ha revelado, por que se ha dado este regalo y no es mío para quedármelo.
¿De donde viene? De cada uno de nosotros, ese poquito o mucho de atención que ponemos, ese sentimiento de “es”, de inamovible, de control. ¿Lo sientes? Ese es. Al creer que es verdad, lo haces verdad y lo es más no es TODA la verdad, ni la única opción de vida.
¿Quién la controla? Yo le doy el permiso de actuar y correr libremente en mi; por el momento estoy segura que le doy mi atención, mi energía y mi momento presente.
Sé que solo yo puedo sacarla de mi sistema y que el antídoto es el amor. Esto lo sé, es como saber a donde voy y como hacerlo, más no tengo todo el plan. Cuando sigo estos dos pasos, el plan no es necesario.
Sé también que el abuso de poder (magia negra, control, chantaje, dinero, control, etc. ) es una fantasía que vives por una vida o muchas hasta que comprendes que es eso una ilusión, que realmente no ganaste nada y que invertiste mucha energía en algo inútil. Sé también que tus “víctimas” no se ven realmente afectadas por ti, nadie ni nada puede dañar tu alma; sin embargo que necesidad seguir haciéndonos daño, cuando podríamos crear realidades hermosas para todos.
Podemos sacarnos la intravenosa del miedo, así tan fácil como pedir un Chai Latte de infusión con leche de coco.
Sé que todos tenemos esta decisión, es poderosa y es hora que comencemos a conectar con esta verdad más grande.
Lo que si me queda claro, es que es nuestra decisión y el objetivo de la vida elegir el amor, sin importar cuantas veces lo hayas rechazado, cuantas vidas o decisiones te haya tomado, al final es elegir el amor. Y todos vamos para allá.
El mundo puede ser atemorizante sobre todo cuando estas verdades no aterrizan en ti. Sólo fíjate donde estás parado. ¿Que tanto conoces tu propio miedo? ¿Cuantas veces lo invitas a tomar el té?, ¿tu rabia?, ¿tu parte que discrimina?, ¿tu parte que antepone lo que es más cómodo para ti antes que el otro?, ¿tu envidia?, ¿tu dolor?, ¿tu grinch?, ¿que tanto te valoras?, ¿tu juicio interno?. Pensarás que tiene esto que ver con el miedo, bueno pues evitamos ver todo esto en nosotros por que duele. Preferimos verlo en los demás y sobre todo preferimos distraernos en los demás. Sí, yo sí. Debo aceptar que me costó mucho aceptar que tengo una sombra, que tenía rasgos que no me gustaban, bueno algunos todavía no me pasan más que con agua. Sólo cuando tuve el coraje y el apoyo, para voltear a verlos, el mundo se amplió.
El miedo, me mantenía en una jaula interna. Esta es la más peligrosa, por que sólo tu sabes que la estás viviendo, hasta qué pasa algo y explotas. Te ves haciendo, defendiendo, gritando algo con lo que tu no vibrabas. Es tu sombra saliendo, tomando voz y está enojada. Así es nuestro miedo, está ahí listo para ser alimento y salir gritando, defendiéndose, actuando y dejando atrás todo lo demás que eres.
En tiempos de cambio, nos toca hacerlo diferente. Ya probamos culparnos unos a los otros, crear instituciones que se hagan responsables, huelgas, guerras, invaciones, asesinatos, exterminaciones, suicidios, nacimientos, hambrunas, violencia interna y externa; al final seguimos en lo mismo. Tal vez es hora de apostar al 100% por el amor, es lo único que no hemos hecho, sí al 100%.
Yo sí elegí el amor, desde 2010 o desde antes de nacer. Sin darme cuenta fui diciendo sí, otro sí y más si. Ese amor me ha mostrado que amar mi sombra me hace más fuerte, que aceptar y dar espacio a mi miedo me permite tomar mejores decisiones, más plantadas, más de mi (de mi yo completo) y no tanto para sentirme o verme aceptada. Que aceptar mis apegos, me hace poder dejarlos ir. Que volverme responsable de mi, es un regalo. Que mis oraciones son más poderosas de lo que imaginaba.
Así que elijo darle un espacio a mi miedo, tomarlo con amor, invitarle un té; aun cuando no siempre lo toma, algunas veces aún grita, rompe cosas, dice goserías y reacciona en automático. Tal vez un té no siempre es lo más adecuado, algunas veces requiere silencio, limites, espacio de expresión, arte y sobre todo que lo escuche (esto es lo más difícil).
Da miedo dejar sentir tu miedo, más prometo que la liberación de sentir tus emociones (sobre todo las que marcaste como no bienvenidas) es exquisita y te quitas literal peso de encima.
Si me da miedo lo qué pasa afuera, coraje y rabia. También veo el miedo, el coraje y la frustración en las personas que están llevando y apoyando esto. Me parte el corazón el dolor de los niños, su fragilidad, su inocencia usada como una bandera. Al mismo tiempo recuerdo que son niños, que están más cercanos a recordar a que vinieron a este mundo, que su alma es más fuerte que la frágilidiad de mi miedo y que mis oraciones si llegan a ellos, mi atención en su fortaleza, en la compasión, en la bondad les sirve más que mi atención en su esa cara que el miedo me quiere vender. Luego regreso a la voz serena, amorosa y pacífica que me dice cree, necesito que creas y desde ahí actúes. Al final, regreso al amor.
Los niños, son más fuerte de lo que creemos. Es hasta que un niño, se hace adulto que es cuando se vuelve frágil y temeroso. ¿Será que es por eso, que un adulto enojado es lo primero que daña? En el fondo teme a esa alma fuerte, decidida y llena de amor.
No olvidemos que el miedo, requiere de la ausencia del amor para seguirse alimentando. Requiere de la culpa, del terror, de la ansiedad, del enojo, del perfeccionismo, de la carencia.
Actúa, lo que hagas, tiene efectos que no imaginas en el mundo entero.
¡Bendiciones!
Daniela Flores.