Es en la obscuridad que todo nace,
es de su obligatorio vacío de donde todo se crea.
Es ahí donde lo nuevo se imagina,
donde corre la sangre por las venas,
donde los pulmones se llenan de aire
y una nueva vida se crea.
Es también ahí,
donde sufrimos y dejamos lo que nos pesa,
donde el corazón se rompe, se expande y se regenera.
Es la del vientre materno
y la de la semilla en la tierra.
El huevo antes de romperse
y la oruga antes de salir del capullo.
El nuevo día que espera paciente la obscuridad de la noche.
El silencio que permite la música.
El no ser que da nacimiento al ser.
Las épocas obscuras que nos obligan
a dar luz a las partes que propias que no conocíamos.
¿En que momento,
dejé de ver su riqueza oculta a mis ojos,
más no a los de mi ser?
¿En que momento,
mi mente se olvidó del proceso de existir?
¿En que parte de mi vida
el momento creativo
comenzó a ser algo de lo que huir?
En el momento que olvidé su riqueza
y la volví una extraña.
Cuando en realidad es lugar de inicios,
vientre creativo.
Punto de intimidad entre la materia
y aquello que da vida.
Donde la vida renace.
Daniela Flores