Hoy fui trueno,
fui tormenta,
cielo negro,
rayo,
mar embravecido,
sin quebrantar el encuentro
entre el cielo y el mar.
La vida me invitaba a amarla,
sin precedentes,
como dos personas
que se encuentran en una mirada
por primera vez,
sin nombres ni apellidos.
Fui aquello a lo que de lejos
me atemorizaba,
cuando me dejé serlo,
el cielo negro
se volvió terreno
cargado de posibilidad.
Era una con ese mar
que celebraba
cada una de las entregas
que en mi habitaban,
conocí la plenitud del trueno
a mitad de la profundidad del mar.
Hoy fui tormenta,
encontré paz
dónde antes era caos,
al conocernos
se volvió hogar.
Daniela Flores