En algún tiempo fuiste raíz,
querías dejar la tierra atrás
ir al sol,
ofrecer tus frutos.
Sin saber que el sol,
siempre te alimentó,
aún cuando sólo
veías tierra a tu alrededor.
Los tiempos no era aún,
a ser raíz te enseñó,
convivir con tus ancestros,
honrarlos te fortaleció.
Te mostró el valor de lo interno,
de lo que no se ve a simple luz.
A disfrutar de tus raíces entrelazadas
a la tierra húmeda,
el valor de lo esencial,
de lo básico,
de lo que alimenta.
Cuando te supo fuerte,
abrió el suelo para que florecieras,
con raíces fuertes
vas a la luz ofreciendo tus frutos,
bañados de agua fresca
que las une en un solo ser,
luz y sombra,
planta y raíz,
tierra y viento.
Y es que ahora tus frutos
llevan el sabor a tus raíces,
con hojas verdes que valoran
la sabiduría de los tiempos
y flores que reflejan
la belleza de la paciencia.
Daniela Flores
👏👏👏
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