Si vienes a México, prepárate para enamorarte del “pásele jóven” sin importar tu edad, del “ándele güerita” aún cuando tu tez sea más obscura que clara. Prepárate para el contraste, que aquí es inevitable. Prepárate para un abrazo grande al llegar, un beso grande al partir. Prepárate para dejar un poco de tu corazón en sus calles, en las sonrisas de sus personas o en alguna taquería.
Si vienes a México, prepárate para no entender, pero sí a sentir. Prepárate para la explosión de colores brillantes, contrastantes y otro tanto para las realidades que conviven sin parecer pertenecer a la misma realidad. Lo son, pertenecen y conviven día a día juntos, es más existen gracias a la otra.
Aquí, la injusticia y la bondad coexisten, se apoyan una a la otra. Tal vez ambas existen por que saben que lo que una rompe la otra lo repara y viceversa.
Prepárate a vivir una fiesta dedicada a la muerte, no por que deseemos que personas mueran. Si no por que festejamos a las personas que se nos adelantaron, por que dedicamos un tiempo a recordarlos, por que celebramos sus vidas, por que ahogamos el dolor de su partida con la alegría de su presencia, aunque sea por un solo día, en este día sin importar creencias todos creen.
Si vienes a México, prepárate para amarlo u odiarlo; la reacción es tajante. Si lo odias, es posible que con el tiempo lo ames, pero si lo amas ocupará siempre un lugar en tu corazón.
México, algunas veces hasta para mi que nací aquí me pareces un mundo completo por explorar.
He dejado de huir.
México eres la raíz.
Daniela Flores.