Con cada muerte que he tenido
la promesa de vida vuelve a existir.
Sin saberlo la he experimentado al son de cada adiós,
que permite un nuevo encuentro,
entre los mismos pero siempre diferentes,
en el buenas noches
que permite el buenos días.
¿Porque insistir en que sea igual?
Cuando ya nos hemos sentamos ala mesa,
ya bebimos el ayer
y degustamos las promesas
de lo que era ese presente.
Para que extinguir el presente
con promesas degustadas
y vinos ya bebidos.
Nos bebimos hasta la última gota,
a la luz de la luna,
degustamos de amanecer a atardecer.
Mañana cuando amanezca otra vez,
sentémonos a la mesa con expectativas nuevas,
con paladares renovados
para beber lo qué haya por beber,
sin desear vinos avinagrados
en botellas que se dejaron abiertas
esperando que no notaran el pasar de los años.
Daniela Flores
👍👍
Me gustaLe gusta a 1 persona