Somos en cada etapa de nuestra vida procesadores de sueños, de experiencias, de amores, de triunfos que nutren y moldean nuestra vida.

Fracaso, dolor, miedo, inseguridad respondieron a la invitación, que hice esperando que no contestaran, se instalaron en algunos de mis días. Algunos rompieron mi corazón, otros mis deseos y también mis sueños.

El viento de la consciencia llego, movió los escombros y me permitió ver las flores que dejaron debajo de ellos, sólo habían roto el cemento que me impedían mostrar mi verdadero yo.

Mi pasado es el fertilizante que hoy me permite florecer, es la cascara de la semilla que ahora es alimento para el tallo. Viven en mi como alimento, para poder florecer y dar vida a nuevas semillas.

Esta entrada viene de un dibujo que hice en el 2015, cuando aún no comenzaba a tomar en serio mi placer por pintar. Aquí la imagen de 2019 y lo que escribí en ese entonces.

Daniela Flores