La vida se activa como los foquitos del árbol, algunas veces prenden algunas secciones otras se apagan. Si lo vemos de cerca es algo triste, un árbol sin luces, pero si nos ponemos desde el lugar exacto podemos disfrutar del espectáculo.
Desde este cuerpo estamos siendo las luces, unas partes se prenden otras se apagan, si logramos conectar con la parte nuestra que tiene una mejor visión sabremos que somos los creadores de ese patrón. También nos acostumbramos a que partes no prendan, otras veces apagamos toda la serie, y así nos volvemos series felices o en continuo arreglo o en continua espera que este estúpido juego de luces que prenden y apagan se acabe. Hemos olvidado que es parte del propósito prender en diferentes cosas, eso no hace que esos foquitos dejen de funcionar; aún hay energía, potencial. Es sólo que decidimos hacerlo diferente.
Mi vida, no va a prender completamente 24/7 los 365 días del año. Está diseñada al parecer para prender en partes y disfrutar cuando eso suceda, descansar de las que se apagan. Eventualmente volverán a prender o tal vez darán espacio a otro tipo de espectáculo.
Dejé de alterarme por que se apagaran, de darle más atención al pánico de que se apagaran, del nunca jamás, que al verdadero dolor. Descubrí que sentir, es el mejor camino. Uno siente, siente bien y tan tan.
Descubrí que soy mucho más fuerte de lo que creía, en cuanto dejé de poner mi atención en el drama y volteé a mi.
Creo que se trata de retomar el camino del amor a cada momento, sin importar si nos salimos infinidad de veces, el amor tiene el doble de oportunidades. Pero ese regresar, rectificar el camino. Tomar esa responsabilidad del ajuste requiere mucha valentía, compasión, amor, bondad hacia la primer persona de la que somos responsables, nosotros mismos.
Daniela Flores