De los ritmos de mi cuerpo,
los que vivo en privado,
de los que nadie fuera de mi sabe.
De esos se alimentan
cada uno de mis sueños,
de mis creencias,
de las conexiones de mi mente.
Mi mente inocente y poderosa a la vez,
acepta la dulzura así como la acidez
con la que la alimento.
Genera conexiones
que me duelen
o que me alientan.
Sueños de infancia
que se mezclan con los de la vejez,
una que aún no vivo,
Será posible que este viviendo
ambas en este momento.
Que una alimente a la otra,
Será posible que ese viejo que me acompaña
sea el compañero que ronda en mi vida?
Será que esos ojos que brillan,
escondidos bajo esas arrugas
y esa barba canosa sea el compañero de vida,
de sueños, de amores.
Daniela Flores
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