Al final todos queremos sentirnos seguros, hemos creado sistemas, contratos, creencias de vidas que nos garanticen sentirnos seguros. Sin embargo, han fallado pues ésta seguridad viene de dentro de lo que ya somos desde antes de nacer.
La búsqueda de una seguridad es la que nos hace reírnos de la broma que no nos parece graciosa, decir que sí a cada invitación que aparece en tu correo, estudiar o hacer lo que hace feliz a tus padres o que te garantiza un bienestar, tener un trabajo que te hace infeliz, quedarte en una relación en la que ninguno brilla, etc.
Todos queremos sentirnos seguros. Inclusive el más malo de los malos, quiere eliminar todo aquello que le representa una amenaza. Lo hacemos a través de la aceptación, del éxito, del dinero, de los títulos, de la belleza, de los likes, de los libros que haz leído, de los drinks que aguantas, etc. Hay muchas formas y nos hemos acostumbrado tanto a ellas que ni las cuestionamos, sin darnos cuenta que merman nuestra dicha interna.
Es hasta que vas cerrando las llaves que te das cuenta que cada gota cuenta. Tu dicha, tu amor propio, tu luz; es de suma importancia para el tejido universal.
Antes creía que amar era aceptar todo de todos, por que yo era muy buena, podía entenderlo. Sí, tengo esa capacidad y es un don que agradezco. Sin embargo, en cuanto fui cerrando mis llaves me di cuenta que no servía de nada, solo me drenaba y ponía al otro en un lugar donde no había respeto a su dignidad, a su capacidad de tomar responsabilidad de sus actos, necesidades, inclusive de sus sueños.
Se que es de uso común hacer a los demás trabajadores de nuestra felicidad, amor, bienestar. No lo es, es tu chamba y te toca crear una relación con el todo para poder vivir desde ahí; sí a ti. No en tu tiempo libre, no sólo los domingos o cuando la vida se pone difícil. Es de diario, es recordarla.
Merecemos recibir en abundancia, con respeto y dar de la misma manera; de igual a igual.
Tal vez, nos toque recordar lo que es estar seguros y propagarlo a los demás. Sabernos completamente amados es la base para poder movernos en éste mundo, escuchar nuestras intuición y poder permitirnos ver la verdad del otro.
Toma algunos minutos a sentirte seguro, a sentirte aceptado, amado, escuchado, respetado o lo que tu relaciones con seguridad. Recuerda cuantas veces lo haz sentido.
Si no lo practicas, seguirás esperando a que los demás te den algo que no sabes como se siente.
¡Bendiciones!
Daniela Flores