Me tomaste de la mano
y me llevaste a conocer tu mundo.
Yo te tomé del corazón
y te lleve a conocer el mío.
Aprendimos juntos
el te amo escondido
en cada silencio,
el que uno no controla,
que se escapa por la mirada,
sin filtros, sin adornos,
sin gestos creados.
Descubrimos que en lo sencillo
de una fachada
hay una mayor riqueza,
que no se ve a simple vista
y con paciencia se muestra.
Cuando nos llevamos
a conocer el mundo,
tomados de la mano,
con el corazón entrelazado.
Daniela Flores