Me acuesto,
miro al techo,
rememorando el día,
recorriendo el camino
que me lleva a tu corazón.
Agradezco las pequeñas cosas,
la taza caliente de café,
el pajarito que canta
en mi ventana cada mañana,
la sensación del baño caliente,
el tráfico que me abruma
y la canción que lo atenúa.
Me sorprende
el camino del sol,
que deja el paso a la luna,
a un cielo sin estrellas,
que aún sin verlas
se que están ahí.
Sin intensión llego a ti,
entonces me inclino a mi lado derecho,
por instinto, por elección.
Ahí lo encuentro,
“te amo”,
me dice tu corazón.
Daniela Flores