Al fuego del amor
entregamos nuestras heridas
también los lobos hambrientos
faltos de satisfacción
las mantas heredadas
que cubren nuestros deseos
las cargamos como nuestras
repletas de pactos caducos
al fuego del amor
entregamos también
promesas inconclusas
propias, heredadas, aprendidas
a la luz de la luna llena
ofrecimos las sombras
que nos acechaban
cargadas de enfado
las entregamos
al fuego del amor
dejamos ahí el estigma
por ser madre y padre a la vez
o de nunca serlo, tal vez
entregamos las escrituras
que han escrito sobre nuestro cuerpo
nuestra sexualidad
nuestra capacidad de crear
nos declaramos libres
de ser una propiedad
capaces de curar
nuestra propia felicidad
libres de la lucha constante
por demostrar nuestro valor
también dejamos ahí
la vergüenza acumulada
por encontrar satisfacción
en un prado ajeno
uno que seguimos visitando
generación tras generación
bajo la falsa promesa
de que algún día será nuestro
entregamos también
las pequeñas astillas
que nos hemos clavado
entre nosotras
una y otra vez
Daniela Flores