Ser diferente, 
ese deseo oculto que habita en la sombra del ser humano 
arrinconado con todo aquello que nos hace diferentes
para bien o para mal. Únicos. 

¿No es acaso algo que todos deseamos?
eso de ser diferente a la norma
vivir libre de ella y sus deseos
de sus obligaciones
de sus rígidos carriles creados cientos de años atrás  
simplemente ser tú, hay tanto verde al rededor de ellos 
ríos que claman por acariciar tus pies

Andamos uniformados con el celular en la mano 
perdemos la cabeza cuando nos quedamos sin señal 
desconectados de la ilusión 
a la que nos inscribimos voluntariamente 
sin sentido de ser, pero con los pulmones llenos de vida 

Es el corazón, 
ese caballo salvaje que corre a su propio ritmo
descansa solitario las verdes praderas y bebe del río
Es ese salvaje corazón, tuyo, ese que sabe único 
ese que no se deja domar
quién siempre te regresa 
¿tal vez hay más? te vuelve a cuestionar 


Duele dejar de avivar el personaje que haz creado 
en el que ya no te reconoces
ese que actúa en automático y tú que ya le quieres 
simplemente lo dejas un día más, un enojo más, un sí más

Y es que luchamos entre ser nosotros 
mostrarnos sin filtros en la vida cotidiana 
es la primer ceja levantada, el primer cuchicheo 
la rápida lectura de sur a norte sobre tu persona 
la que nos recuerda, que ser tú, lleva un costo 
que algunas veces no se puede pagar 

Luego viene la pregunta que nos hace volver a la cueva
¿realmente quién soy? 
la pregunta que inicia un viaje sin boleto de avión
la que no se responde en un renglón
la que no aparece en ninguna hoja de respuestas
aún cuando muchos dicen tener la respuesta
- una aprendida por supuesto -

¿quién soy? 
es la pregunta que no se responde con palabras 
solo con tu vivencia

Daniela Flores