Y así, en el abrazo que cubre todos mis dedos, encuentro la magia que muchos buscan sin encontrar.
Una chica afortunada que se topó con su destino, sin haberle buscado, por mera causalidad.
Tus dedos me sostienen como si fuera una pieza valiosa; no me estrujan, no me asfixian me dejan respirar.
Y ahí, me siento libre sostenida por esos cinco dedos que se vuelven hogar.
Y así, tú mano firme me llena de libertad; de saberme amada y única en ese segundo cuando acaricias mi mano; a modo de confirmar que ahí estoy, que ahí estás.
Daniela Flores